—No puedo creer que sigas pensando que ese histrión es un genio —me decía el fanático fundamentalista de Bunbury, haciendo alusión a Gustavo Cerati y su inmensa cantidad de ¨Plagios¨ —te voy a poner sólo un par de ejemplos para que vuelvas a la realidad y entiendas que ese músico era simplemente un timador, un embustero que supo vender su arte a individuos ingenuos y poco cultivados —me quedé perplejo con la facilidad y seguridad con la que me hablaba el seguidor del ibérico.
—¿Has escuchado a la banda Hello y la canción New York Groove de 1976? —Cogió su smartphone, con la antipatía y prepotencia de quien se cree dueño de la verdad, y me hizo oír el intro del tema —quede descolocado al encontrar, automáticamente, el parecido a Zoom de 1995 —y luego me dijo— espera! ¡Aún hay más! —con mueca de felicidad y sarcasmo me enseñó otra canción —era Ride y Chrome Waves de 1992, que sonaba exactamente igual a Un misil en mi placard de 1996, entonces un vórtice de imágenes, sonidos y sensaciones contradictorias fueron las que llegaron a mi.
Esa noche loca arribe a mi casa y me puse a meditar, investigar y poner en orden mis ideas, llegando a varias conclusiones que -ahora- le dan paz a mi alma melómana y hambrienta de arte. Este escrito es un homenaje a quien me dio luz en un tema tan complejo y sensible como el de la creación estética y el amplio concepto de originalidad, además de una apología al robo artístico.
Austin Kleon, es un escritor y artista que publicó en 2012, Roba como un artista ¨un libro brillante, real y auténtico¨ como lo describe Rosanne Cash, compositora estadounidense y nada menos que la hija mayor de Johnny Cash, en dicho material Kleon plantea que la creación no es producto, sólo, de la imaginación y originalidad del autor, sino, que es el resultado de sus referentes, sus padres artísticos, las fuentes que afluyeron a ese océano de ingenio, y que el fruto siempre es y será único e irrepetible.
David Bowie decía: ¨El único arte que estudiaré serán las cosas que pueda robar¨, y T. S Eliot planteó: ¨Un buen poeta convierte su robo en un sentimiento único, completamente diferente de aquel que fue arrancado¨.
Entonces, y para ser respetuoso con la cantidad de caracteres que tengo a disposición, le digo, primero a mi amigo, que sus comentarios fueron ligeros, desprovistos de sensibilidad y empatía artística, y luego a los fanáticos de Cerati, que sí, Gustavo fue un genio creativo, que devoró música, así como arte en todas sus manifestaciones, se alimentó de esa estética y el resultado se manifiesta en su obra única, monumental e imperecedera.
Mauricio Martínez Muñiz