Mark Zuckerberg es el propietario, la caída de facebook, instagram y whatsapp entre otras, además de ser en sí mismas “las llaves" para otras plataformas como Netflix, Amazon, etc. Pusieron en evidencia nuestra dependencia absoluta como personas naturales y como organizaciones empresariales a estos conglomerados tecnológicos, fue un silencio virtual que duró seis largas horas, parecieron mucho más.
Más allá del hecho de estar incomunicados por ese tiempo, por nuestra mente pasaba, como pesadilla afiebrada, el tener todos nuestros datos e información en manos de quien sabe quién, ese temor viene creciendo al conocer que es de información e interacción de lo que viven estas compañías que se han convertido en una suerte de parcelas cibernéticas donde nos sentimos libres de opinar, vender, aconsejar, alardear y una serie interminable de verbos infinitivos, que nos demuestran que cada vez más estamos siendo atrapados por un mundo intangible, un universo virtual del que somos esclavos voluntarios.
Y entonces… la crisis reputacional, el temor de descuidar el tan ansiado posicionamiento, concepto por el cúal todas las organizaciones trabajan años y pueden perderlo en un segundo, o seis horas; fue ese lapso de tiempo el que ocasionó el título de este escrito. Automáticamente las plataformas comenzaron a tratar de comunicarse a través de otros canales, léase twitter, por ejemplo: Telegram reconoció en un tuit que las fallas se registraron como consecuencia de la migración de usuarios. Indicó que trabajaban para solventar los problemas. Con lo cúal, perdieron la gran oportunidad de su vida, no creo que exista otra.
Por otro lado, a través de la red del pájaro larry, se posicionó entre las tendencias la palabra «Anonymous», luego de que una cuenta vinculada con el grupo de hackers se adjudicara las fallas.
En un primer tuit una cuenta de Anonymous escribió que “el mundo es un lugar mejor sin Facebook y Instagram”, seguidamente publicó otro en el que advertía que los ingenieros de las redes sociales apenas tendrían diez horas para reaccionar; mensaje que lo que buscaba, obviamente, es hacer saber al mundo de la fuerza que supuestamente tienen.
A todo esto se suma que Frances Haugen, una exempleada de Facebook que ha sacado a la luz las prácticas de la compañía, denunció el último martes, que casi nadie de fuera de la firma sabe lo que pasa dentro de ella, donde se "engaña repetidamente" al público sobre los efectos nocivos de sus plataformas.
"Los documentos que he proporcionado al Congreso de EEUU prueban que Facebook ha engañado al público de forma repetida sobre lo que su propia investigación revela acerca de la seguridad de los niños, la eficacia de su inteligencia artificial y su papel para expandir mensajes divisorios y extremistas", dijo Haugen, lo cual deja muy mal parada a la plataforma.
En este contexto de tanta incredulidad Facebook ha señalado el error que llevó a la mayor interrupción del servicio de sus redes sociales este lunes: “una mala configuración de routers troncales”.
A través de una entrada de blog, Facebook detalló que los equipos de ingeniería de la empresa han concluido que “los cambios de configuración en los routers troncales que coordinan el tráfico de red entre nuestros centros de datos causaron problemas que interrumpieron esta comunicación” en redes como Instagram, Messenger o WhatsApp.
“Esta irrupción del tráfico en la red tuvo un efecto en cascada en la forma en que se comunican nuestros centros de datos, lo que paralizó nuestros servicios”, informa la empresa.
Facebook señala que el problema trabajó en un efecto dominó contra sus herramientas y sistemas internos, lo que “complicó” los intentos de diagnósticos para resolver rápidamente el problema. ¿Le creemos?
Lo que está en juego aquí es la reputación de la compañía y toda la información, nuestra, que manejan; es por ello que deberían ser mucho más transparentes a la hora de lanzar sus comunicados y no quedarse sólo en frases cibernéticas; sino, en imágenes y explicaciones tangibles; la confianza se gana pero es frágil.
Esta historia recién comienza.
Mauricio Martínez Muñiz